Hablemos sobre la zona de confort…

Domingo, 04 diciembre 2016 por
Sin cambio no hay mariposa

Hablemos sobre la zona de confort…

Normalmente nos relacionamos, nos movemos, vivimos de una manera determinada, la cual nos define a cada uno de nosotros. Pero hay momentos en los que no estamos cómodos, no nos gusta lo que hacemos, lo que decimos o cómo reaccionamos. En esos momentos decidimos que queremos hacer algo al respecto, queremos cambiar pero, por el contrario, una vez que vamos a ponernos a ello hay algo que nos bloquea. Nuestra mente comienza a generar una serie interminable de excusas para justificar aquello que hicimos y por lo que queremos cambiar para que al final nos quedemos como estamos, esto es lo que llamamos quedarnos en nuestra zona de confort.

La zona de confort se refiere a la conducta que adoptamos cada uno de nosotros, que puede que en ocasiones no nos guste pero que por miedo  prefiramos quedarnos ahí en vez de realizar cambios para sentirnos mejor.

Es paradójico, ¿verdad? Ya que lo fácil sería cambiar aquello que no nos gusta de nosotros y así sentirnos más satisfechos, más realizados.

La teoría es muy bonita, pero la práctica resulta algo más complicada, ya que al decidir cambiar nuestra mente y nuestro cuerpo entran en un estado de alarma, ya que es algo nuevo, pudiendo sentir algunos síntomas desagradables como sudoración, taquicardia, ansiedad, etc. En ese momento tenemos dos opciones, o bien continuamos hacia delante y empezamos a realizar cambios o; prestamos atención a la alarma y nos quedamos en nuestra zona para no sentir ningún tipo de alteración.

El estado de alarma es algo normal, ya que cuando realizamos conductas a las que no estamos acostumbrados o que son nuevas podemos sentir miedo debido a la incertidumbre. Pero somos capaces de adaptarnos

Cuando decidimos cambiar aquello con lo que no nos sentimos cómodos es cuando comenzamos a evolucionar.

Salir de la zona de confort significa crecer a nivel personal, ponernos a prueba, concretar nuevos objetivos, proponernos retos, todo ello hace que lleguemos a sentirnos completos, realizados y satisfechos con nosotros mismos. No sentir miedo por lo nuevo porque dudemos de si seremos capaces…todo eso es posible saliendo de nuestra zona de confort, increíble, ¿no?

Recordad, sin cambio no hay mariposa.

 

Problemas Alimentarios

Lunes, 29 febrero 2016 por
trastornos alimentarios

Hoy en día, debido a la sociedad en la que vivimos, sumado a los estándares de belleza que aparecen en los medios, el aspecto físico es de suma importancia para que las personas sean, en cierto modo, “bien vistas”. Esto hace que algunas (o la mayoría) de las personas quieran estar dentro de los cánones de belleza que se marcan hoy en día y esto puede ocasionar, como consecuencia, algún trastorno alimentario. A continuación os explico qué son, por qué se dan y las consecuencias de estos en nosotros.

Los trastornos alimentarios son condiciones complejas que emergen de la combinación de conductas presentes por largo tiempo, factores biológicos, emocionales, psicológicos, interpersonales y sociales.

Aunque los trastornos alimentarios pueden comenzar con preocupaciones por la comida y el peso, son mucho más que solamente comida. La gente con trastornos alimenticos utiliza la comida y el control de esta como un intento para compensar los sentimientos y emociones que de otra manera son vistos como insoportables. Puede que, para algunos, la dieta, los atracones y la purgación pueden comenzar como una forma de lidiar con las emociones dolorosas y para sentir el control de su vida personal, pero al final estos comportamientos dañan la salud física y emocional, la autoestima y la sensación de competitividad y control de la persona.

Los factores psicológicos que pueden contribuir a los trastornos alimenticios son, entre otros, baja autoestima; sentimientos de insuficiencia o falta de control de su vida; depresión, ansiedad, enojo y soledad.

Los factores interpersonales que también ayudan a que se den estos trastornos alimenticios son las relaciones personales y familiares problemáticas; dificultad para expresar sentimientos y emociones; haber sido molestado o ridiculizado en base a su talla o peso; historia de abuso físico o sexual.

Los factores sociales que pueden contribuir son las presiones culturales que glorifican la “delgadez” y le dan un valor a obtener un “cuerpo perfecto”; definiciones muy concretas de belleza que incluyen solamente mujeres y hombres con ciertos pesos y figuras y; normas culturales que valorizan a la gente en base a su apariencia física y no a sus cualidades y virtudes internas.

Los factores biológicos respecto a este tipo de trastorno todavía se encuentran investigando las posibles causas bioquímicas o biológicas.

Los dos trastornos más conocidos son la anorexia y la bulimia, pero no por eso son los únicos y más importantes. Existen otros trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos tales como:

  • La Pica. Se caracteriza por la ingestión persistente de sustancias no nutritivas y no alimentarias.
  • Trastorno de Rumiación. Basado en la regurgitación repetida de alimentos. Además, los alimentos regurgitados se pueden volver a masticar, a tragar o se escupen.
  • Trastorno de Evitación/Restricción de la ingestión de alimentos. Se pone de manifiesto por el fracaso persistente para cumplir las adecuadas necesidades nutritivas y/o enérgicas.
  • Trastorno de Atracones. Se caracteriza por episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por la ingestión, en un período determinado, de una cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingeriría en un período similar en circunstancias parecidas y por la sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio.
  • Anorexia Nerviosa. Caracterizada por la negación a mantener el peso dentro de los límites normales, con intenso miedo a engordar y distorsión en la estimación y aceptación de su propia imagen corporal.
  • Bulimia Nerviosa. Se caracteriza esencialmente por la pérdida de control sobre la conducta alimentaria, de la que se derivan episodios de ingesta voraz, consumo de una gran cantidad de comida en un corto período de tiempo, seguidos por las conductas compensatorias para evitar el aumento de peso.

Las consecuencias de los trastornos anteriormente citados son los siguientes:

  • Trastornos Físicos: dolor de estómago; estreñimiento crónico; irregularidades en la menstruación; dilatación de las glándulas salivales; disminución de potasio en sangre; dolores de cabeza; problemas de sueño; regurgitación de la comida; cansancio crónico; tensión muscular; disminución del interés sexual; alteraciones circulatorias; bajada de la temperatura corporal; disminución de la motilidad intestinal; problemas hematológicos; aumento de los niveles de colesterol en sangre; predisposición a sufrir cálculos renales; descenso del nivel inmunológico y; osteoporosis.
  • Trastornos Emocionales: síntomas depresivos; ideas de suicidio; irritabilidad, malhumor; inestabilidad emocional; frecuentes sentimientos de culpa, vergüenza, falta de confianza; ansiedad; apatía general (llegando al aislamiento total); sensaciones de descontrol continuos; frecuentes rituales, obsesiones y compulsiones y; dificultad para relajarse y disfrutar.
  • Trastornos Cognitivos: bajo concepto sobre sí misma; insatisfacción corporal; pensamientos obsesivos respecto a la comida, el peso y la figura; distorsión de sensaciones hambre-saciedad; predominancia de pensamientos distorsionados; miedo intenso a aumentar de peso; sobreestimación del peso y sus dimensiones y; dificultad para identificar, reconocer y describir sus emociones.
  • Trastornos Conductuales: irritabilidad, agresividad (relación de pareja y relaciones sociales y laborales); incremento de las mentiras; conductas evitativas como mirarse al espejo, pesarse o rituales de comprobación; impulsividad; dependencia a laxantes supresores del apetito y; ejercicio físico en exceso.

Las modas pueden ocasionar mucho daño, así que deberíamos preocuparnos más por el interior de las personas, que es la esencia de cada una de ellas y dejar las apariencias a un lado, al final es sólo un envoltorio.

Ansiedad

Viernes, 06 noviembre 2015 por
Ansiedad / Psicologia, Javea

La ansiedad es un componente habitual de muchas situaciones de la vida diaria. En sí no es mala, ya que cumple una función adaptativa. Esto quiere decir que la ansiedad nos prepara para reaccionar ante una situación que nosotros percibimos como peligrosa. El problema es que en muchas personas la ansiedad persiste porque existe un miedo constante, perciben las situaciones nuevas o desconocidas como peligrosas o tienen miedo a no poder afrontarlas de manera satisfactoria, lo cual genera un gran sufrimiento interior. Es un estado que nos desagrada, y siempre está enfocada hacia el futuro, ya que es de naturaleza anticipatoria.

El problema surge cuando la ansiedad se convierte en un temor excesivo e irracional ante situaciones que afrontamos diariamente. Esta emoción puede llevar a la tristeza, al desánimo e incluso a la depresión, o puede que nos lleve a vivir de manera acelerada. Y todo esto nos conllevará a problemas interpersonales.

La ansiedad nos impide experimentar emociones positivas, como la alegría, el amor, la gratitud, la serenidad, la esperanza, etc., además de que no nos permite vivir la vida al máximo.

Comienza en la mente y luego se extiende por todo nuestro cuerpo. Los síntomas más comunes de la ansiedad son el tartamudeo, la pérdida de interés, la sensación de pérdida de control de la propia vida o del miedo que nos rodea, los problemas de concentración, la preocupación, la inseguridad, los tics nerviosos, la hiperactividad, movimientos torpes. Y todos estos síntomas se producen en momentos en los que tenemos que tomar decisiones, afrontar problemas o simplemente en aquellos momentos en los que algo nos preocupa y que en vez de tomar la decisión de afrontar y decir, cogemos el camino de callar y dejarlo para un momento posterior, ahí es donde comienzan los síntomas, nuestra mente y cuerpo empiezan a actuar.

Después de explicar lo que es la ansiedad, si te has sentido identificado en algún momento de la lectura, me gustaría tranquilizarte diciéndote que puedes cambiar, tendrás que poner de tu parte, pero con esfuerzo y voluntad podrás liberarte de ella. Para ello tendrás que hacer cambios conscientes en tu día a día, como por ejemplo, hacer ejercicio; tener momentos para ti, para hacer aquello que te gusta y disfrutes haciendo; intenta eliminar aquellas cosas que te hacen sentir ansioso; desarrolla nuevos hábitos que te hagan sentir tranquilo y en paz; cuida la salud de tu cuerpo; habla de tus problemas con personas en las que confíes; intenta acercarte a personas con una mente positiva y sobretodo intenta visualizar tu vida de manera exitosa creyendo que serás capaz de conseguir todo aquello que te propongas. Con perseverancia todo es posible.

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